El porvenir es un misterio, pero si había algo realmente impredecible dentro de lo impredecible era verme, a día de hoy, tan fascinado por 'Star Trek'.
J.J Abrams es un dream-maker de los que ya no quedan. Aunque todos los directores actuales de género beban muchísimo del cine ochentero y de esa generación de cineastas que incluye a gente como George Lucas, Steven Spielberg, Ridley Scott, Paul Verhoeven, James Cameron, Joe Dante, Richard Donner, Sam Raimi o Robert Zemeckis, pocos han sabido evocar tantísimo la sensación de "factoría de sueños" que reflejaban los blockbusters de esa época como el que nos ocupa. Y bueno, yo no me siento solo al decir que amo profundamente esa escuela y su legado.
Los que crecimos con las cintas de los anteriormente citados nos corremos con cualquier eco realmente significativo que se intuya en las películas actuales. Añorábamos un revival que ahora se está asentando por pura necesidad, pues las nuevas formas de hacer cine empezaban a desgastarse por limitadas e insulsas.
Sin embargo, 'Star Trek' nunca llegó a pertenecer a esa corriente blockbuster, al menos en estilo. Las primeras películas de la saga se caracterizaban por su ritmo pausado y su narración densa, cosa que se identificaba poco o nada con la corriente de la época, más asidua a mostrar soldados robot pateando culos y batallas de espadas láser en estaciones espaciales. Abrams ha decidido hacer de hereje incluyendo esta saga en su revival ochentero, haciéndola a la vieja usanza pero sin emular la tradición trekkie. Y le funciona que te cagas.
La nueva 'Into Darkness', paralela en muchos sentidos a la ya mítica 'The Wrath of Khan', es una clara revisión de una tradición generacional que nunca llegó a tocar la saga. Pero funciona increíblemente bien al mantener, en muchos sentidos, la esencia más básica de sus precuelas clásicas siendo consciente de la corriente estilística que, por otro lado, transmite con solidez.
Pensar en este tío haciendo una nueva entrega de 'Star Wars' me parece, a priori, maravilloso. Ahí, de hecho, no hará falta ninguna herejía; su fórmula encaja a la perfección con la franquicia que tiene entre manos.